En 1842, Karl Marx publica un ensayo lúcido y provocador, muy rara vez traducido al castellano y, sin embargo, de una actualidad pasmosa, pues aborda críticamente temas como el derecho a la soberanía energética, a los ingresos o medios mínimos que garantizan la existencia y a los bienes comunes. Su reflexión parte de las denuncias del supuesto «robo» de leña cometido por las clases más humildes: hombres y mujeres desposeídos que ni siquiera tienen con qué calentarse, y sobre los cuales, tras recoger ramajes caídos en los bosques, cae todo el peso de las nuevas leyes rehechas a la medida de los propietarios más ricos.
Nació en 1818 en Tréveris. Estudió en contacto con la izquierda hegeliana y en 1843 emigró a París. De esos años son Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel y Sobre la cuestión judía, y el comienzo de su perdurable colaboración con Engels: tras madurar el materialismo histórico, publicaron el Manifiesto durante las revoluciones de 1848. Exiliado en Londres, inició los estudios que sistematizó en El capital e impulsó la reunificación del movimiento obrero europeo. Reseñó la Comuna de París de 1871 –La Guerra Civil en Francia– y, hasta su muerte en 1883, enfrentó a la socialdemocracia –Crítica al Programa de Gotha–, y contactó a los primeros revolucionarios rusos.