A través de múltiples acercamientos, los relatos de Derrumbe recogen tanto el derrumbe físico de parte de la ciudad de Santiago de Chile -el deterioro de sus barrios destruidos por la máquina inmobiliaria- como el consiguiente derrumbe de la vida de sus habitantes. Escenifica el profundo quiebre social; retrata a los individuos que pierden la brújula moral, que viven insertos en la locura velada producto del debilitamiento y la distorsión de los lazos de solidaridad, de fraternidad y de amor. Revela, finalmente, la inclemencia de una vía que conduce al atribulado envejecer de los solitarios, los enfermos y los desvalidos, sometidos a las reglas de una existencia que ya no controlan.