Hay, en algunos trabajos de Marx, Weber y Durkheim, trechos poco leídos —no valorizados por la estrechez perceptiva del establishment académico—, donde los fundadores de nuestra disciplina tienen sugestivos insights acerca del papel de la imaginación, la intuición, la pasión, como fuente de conocimiento del ser humano y de la sociedad. Son fragmentos de textos que promueven una revisión en profundidad de algunos de los presupuestos de la sociología. Durkheim, reconociendo el origen religioso del conocimiento; Marx, admitiendo la independencia de ciertas obras de arte frente a las determinaciones económicas; Weber, combatiendo la burocratización del saber de los "especialistas sin alma". El distanciamiento de la sociología de matrices valorativas, en nombre de una cierta concepción de "objetividad", llevó a expurgar los aspectos espirituales, afectivos, intuitivos de la realidad humana.