Un nuevo libro. Pero no cualquier libro, sino un libro nuevo. Un libro que en nuestra propia lengua aún no existe. En el año 2022, no en cualquier año, sino luego de haber lidiado con la pandemia por COVID-19 durante casi dos años y medio. No es un momento más de nuestra existencia, sino, posiblemente, el momento más crítico que toda nuestra generación vivirá por el resto de sus vidas: la posibilidad de volver a ser quienes éramos y como éramos, ajustándonos a una nueva realidad, o dejar de ser. Ni más ni menos. En estos tiempos, es cuando un grupo de colegas admirables, los doctores Carrillo Esper, Orihuela Sandoval y Ayala León, nos traen esta joya, tan única como necesaria. Un libro completamente dedicado al ventrículo derecho. Desde el punto de vista estrictamente educativo, el libro contempla todos y cada uno de los aspectos que debemos conocer, desde la anatomía y la fisiología, hasta las interacciones entre cámaras ventriculares y auriculares, la participación del ventrículo derecho en la fisiopatología de los síndromes cardiovasculares más relevantes, sus alteraciones funcionales, estructurales y su rol como sustrato de patologías cardiovasculares graves. ¿Y por qué los autores separaron al ventrículo derecho del izquierdo? Esto me remonta a la lectura (obligada para este autor) de los interminables fascículos escritos por el filósofo Arístides Bomforti (Circa, S. xvi) en su obra titulada  Acaecer de la relación de pares , donde describe de manera magistral los múltiples "porqués" de las relaciones de a dos. Tanto humanas, de humanos con animales de cualquier especie, de humanos con las cosas que los rodean, de visiones, compartidas y antagónicas, en fin, porque las cosas vienen de a pares. Para los anatomistas, fisiólogos y, por qué no, para los cardiólogos también, asumir al ventrículo derecho como una cámara independiente del ventrículo izquierdo es una tarea casi imposible. ¿Y sería justo, necesario o importante hacerlo? Tal vez no. Tal vez, como sucede en las relaciones humanas, el entender al "par" también ayuda a entender al sujeto en cuestión. Pero la historia de la cardiología se basó en un protagonista único y absoluto: el ventrículo izquierdo. Fuimos muchos los que oíamos de nuestros maestros decir "¡Del ventrículo izquierdo depende la vida!", y crecimos casi ignorando el trabajo silencioso y meticuloso del "par", el ventrículo derecho. Lo asumimos como un trabajador asalariado que solo debía succionar la sangre periférica para mandarla a oxigenar por el pulmón, para que el "trabajador esencial" (el ventrículo izquierdo) nos diera y mantuviera la vida. Error inmenso el nuestro. Creer que eran dos cámaras con funciones independientes y distintas nos llevó a la relegación del entendimiento del rol protagónico que cumple el ventrículo derecho.