Agustín desea contemplar el momento exacto en el que una naranja crece, pero se aburre de observar el naranjo sin notar ningún cambio. La realidad prueba que las cosas crecen y se transforman, como su perro Merlín, que de ser cachorro pasó a ser un perro adulto. Pero el tiempo obra de un modo tan sutil que no nos damos cuenta. Así que Agustín concentra su espíritu curioso en un señor que vive en la casa más grande y misteriosa del barrio. Nunca lo vio. Según dicen, es un mago retirado con aspecto de extraterrestre,malhumorado y viejo. Y comparte la vivienda con montones de gatos. Agustín quiere conocerlo; solo necesita una excusa que no tardará en presentarse. Para acompañarlo está su perro, que se vuelve loco cada vez que ve a un gato. ¿Qué podría salir mal? Una cosa que Agustín nunca contará, salvo en este cuento.