Si en los '60´ las neovanguardias prometieron la generalización masiva de los adelantos que habían dado los '20´, las posneovanguardias de estos oscuros 2000 extienden los problemas generados por el fracaso de esa promesa. Ello sin conseguir más que reiterar empobrecidos los impulsos sesentistas, en cuanto a algunos de los recursos técnico-expresivos y casi todo mediante el maquillaje de la tecnología informática. En lo referente a las poéticas, se recrean todas las que ha venido usando el cine: aventuras, espionaje, bélico, ciencia-ficción, comedia, melodrama, etc.Como es entendible, estos complejos productos estéticos que son los films no pueden asimilarse como complementarios en las conciencias más allá de las particulares y cada vez más exclusivas recepciones, minadas todas por las fragmentaciones sino que se muestran conflictivos entre sí, porque son parte de la actual comunicación de masas y pertenecen como todos los productos humanos a una dimensión política.Mucho más, tratándose - como es el caso - de un cine que toma como parte de su discurso contextual las consecuencias de las confrontaciones bélicas que se han dado en la segunda mitad del siglo XX y que pertenecen específicamente, a su última década.Parece oportuno pensar en estos tópicos, en estos difíciles momentos que estamos pasando y que nos recuerdan las nubes negras que precedieron los conflictos bélicos: grandes reclamos populares, crecimientos de todo tipo de represión y pérdida de credibilidad de los modelos políticos y económicos.