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La mujer filipina en el...

La mujer filipina en el siglo XIX

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Los dos autores coinciden en tres tipos predominantes en Filipinas: la criolla española, la mestiza y la indígena, que ambos caracterizan en sus diversos aspectos. Barrantes señala muy expresivamente: "El español es fuego, la filipina agua... agua mata fuego". A su vez la mayor ilusión de la mujer filipina es casarse (...) con un castila [como llamaban a los españoles fueran o no de Castilla], para aristocratizarse, como aquí [en España, a la altura de 1880] las hijas de los banqueros se casan con nobles arruinados(...). La mestiza desde el primer momento impone su superioridad, por el aspecto distinguido, por la regularidad de sus facciones, por sus ojos hermosos y penetrantes, y muy particularmente por la blancura relativa de su finísima tez, de un mate ebúrneo y transparente, por sus redondas y pulidas manos, donde se ve circular una sangre activa y azulada, y por la brevedad de sus pies, verdaderamente diminutos. Por su parte, Josefa Estévez describe a la criolla con estas interesantes observaciones: Su voz es suave y su acento es mimoso y acariciador. Habla con lentitud, y tendida mas bien que sentada en una mecedora de calado bejuco, balanceándose suavemente, envuelta en un traje blanco de tela vaporosa y ligera, y con el cabello destrenzado sobre la espalda, pasa las horas de gran calor, haciéndose abanicar con un paypay por una de sus criadas indias. Esta misma autora dedica a las indígenas dos breves pero excelentes novelas cortas en el libro: la de Ida, hija de uno de los mas poderosos príncipes del pueblo manobo y la de una pobre esclava de raza tagacaola, llamada Bada.


Los dos autores coinciden en tres tipos predominantes en Filipinas: la criolla española, la mestiza y la indígena, que ambos caracterizan en sus diversos aspectos. Barrantes señala muy expresivamente: "El español es fuego, la filipina agua... agua mata fuego". A su vez la mayor ilusión de la mujer filipina es casarse (...) con un castila [como llamaban a los españoles fueran o no de Castilla], para aristocratizarse, como aquí [en España, a la altura de 1880] las hijas de los banqueros se casan con nobles arruinados(...). La mestiza desde el primer momento impone su superioridad, por el aspecto distinguido, por la regularidad de sus facciones, por sus ojos hermosos y penetrantes, y muy particularmente por la blancura relativa de su finísima tez, de un mate ebúrneo y transparente, por sus redondas y pulidas manos, donde se ve circular una sangre activa y azulada, y por la brevedad de sus pies, verdaderamente diminutos. Por su parte, Josefa Estévez describe a la criolla con estas interesantes observaciones: Su voz es suave y su acento es mimoso y acariciador. Habla con lentitud, y tendida mas bien que sentada en una mecedora de calado bejuco, balanceándose suavemente, envuelta en un traje blanco de tela vaporosa y ligera, y con el cabello destrenzado sobre la espalda, pasa las horas de gran calor, haciéndose abanicar con un paypay por una de sus criadas indias. Esta misma autora dedica a las indígenas dos breves pero excelentes novelas cortas en el libro: la de Ida, hija de uno de los mas poderosos príncipes del pueblo manobo y la de una pobre esclava de raza tagacaola, llamada Bada.
  • Isbn
    9788417280871
  • Peso
    0.14 kg.
  • Tamaño
    11 x 15 cm.
  • Número de páginas
    208
  • Idioma
    Español
  • Referencia
    POD17139