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Y por mirarlo todo, nada veía

Y por mirarlo todo, nada veía

  • Año de edición 2018
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Uno de los grandes problemas que ha traído consigo la proliferación de discursos en las redes sociales es que pareciéramos vivir en un mundo en el que todos hablan y nadie escucha. El torrente de información que circula frente a nuestros ojos cada día, sea verdadera o falsa, cohíbe la posibilidad para sopesar el contexto, el trasfondo y las implicaciones de aquello que leemos. En este universo colmado de noticias, Margo Glantz realiza un recorrido por el mundo y por sus emociones (tanto las profundas, eco de la memoria, como las banales, prurito cotidiano), y nos muestra a través de un mosaico ora trágico, ora cómico, ora conmovedor, ora espeluznante, la compleja tarea que tiene ante sí el individuo que quiera instalarse en el mundo y, peor aún, comprender lo que sucede en su entorno. En «Y por mirarlo todo, nada veía» Glantz recurre a una de las máximas improntas de su obra narrativa: la escritura fragmentaria. Heredera de una tradición que va desde Walter Benjamin hasta David Markson, la escritora mexicana mete en una misma página los horrores del ISIS y las adicciones de Charlie Sheen; el exilio de los colibríes de su jardín y las consecuencias del ecocidio que se lleva a cabo a escala planetaria; aforismos de Kafka y espeluznantes reportes de feminicidios en México y otros países del mundo; el descubrimiento de un sistema solar cercano al nuestro y la extinción de las abejas. Utilizando su sensibilidad y su erudición como puntas de lanza, Glantz nos regala un collage de emociones, imágenes, datos y reflexiones que en su estruendoso eco nos obliga a hacer un alto en el camino para ponderar la mejor vía para continuar en la cada vez más ardua tarea de andar por este mundo.

Uno de los grandes problemas que ha traído consigo la proliferación de discursos en las redes sociales es que pareciéramos vivir en un mundo en el que todos hablan y nadie escucha. El torrente de información que circula frente a nuestros ojos cada día, sea verdadera o falsa, cohíbe la posibilidad para sopesar el contexto, el trasfondo y las implicaciones de aquello que leemos. En este universo colmado de noticias, Margo Glantz realiza un recorrido por el mundo y por sus emociones (tanto las profundas, eco de la memoria, como las banales, prurito cotidiano), y nos muestra a través de un mosaico ora trágico, ora cómico, ora conmovedor, ora espeluznante, la compleja tarea que tiene ante sí el individuo que quiera instalarse en el mundo y, peor aún, comprender lo que sucede en su entorno. En «Y por mirarlo todo, nada veía» Glantz recurre a una de las máximas improntas de su obra narrativa: la escritura fragmentaria. Heredera de una tradición que va desde Walter Benjamin hasta David Markson, la escritora mexicana mete en una misma página los horrores del ISIS y las adicciones de Charlie Sheen; el exilio de los colibríes de su jardín y las consecuencias del ecocidio que se lleva a cabo a escala planetaria; aforismos de Kafka y espeluznantes reportes de feminicidios en México y otros países del mundo; el descubrimiento de un sistema solar cercano al nuestro y la extinción de las abejas. Utilizando su sensibilidad y su erudición como puntas de lanza, Glantz nos regala un collage de emociones, imágenes, datos y reflexiones que en su estruendoso eco nos obliga a hacer un alto en el camino para ponderar la mejor vía para continuar en la cada vez más ardua tarea de andar por este mundo.
  • Isbn
    978-607-9436-88-9
  • Peso
    0.29 kg.
  • Tamaño
    15 x 23 cm.
  • Número de páginas
    176
  • Año de edición
    2018
  • Edición
    1
  • Encuadernación
    Rústica
  • Referencia
    SPE10681
  • Código de barras
    9786079436889
Margo Glantz

Margo Glantz

Autor

(Ciudad de México, 28 de enero de 1930) es una escritora, ensayista, crítica literaria y académica mexicana. Sus obras reflejan su compromiso con temas como el erotismo, sexualidad y cuerpo además de migración y memoria. Fue elegida en 1995 miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua y tomó posesión el 21 de noviembre de 1996.1​ En 2004 le fue otorgado el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el ámbito de Lingüística y Literatura.