En las diecinueve piezas que conforman -Emparejamientos juiciosos- hallamos lo que el propio Gadda consideró una «autoantología» de lo mejor de su obra. Con su inconfundible e imponente utilización del lenguaje, Gadda utiliza un punzante tono de sátira para ridiculizar a la burguesía de su tiempo. Así, encontramos en esta obra respetables damas de sociedad obligadas a cuestionar sus códigos morales frente a la exigencia de los tiempos, o a empresarios obsesionados con salvaguardar su propia propiedad privada privadísima. En este libro hay mofa y denuncia, así como vitalismo, elegía y compasión.