Brandito, extrotskista sudamericano sin mayores convicciones, exiliado en Londres, se dispone a ser anfitrión, por un fin de semana largo, de la única mujer que dice haber amado. Viviana viene desde Noruega a un encuentro feminista, ignorante de que Brandito la ha invitado con el único objetivo de satisfacer un deseo de venganza que mantiene vivo desde hace treinta y cinco años. El protagonista ha guardado por todo ese tiempo un secreto, con el que pretende destruir la relación que su examante mantiene con el hombre que lo destronó en su afecto. El fin de semana se transforma en una gran puesta en escena del narrador para asestarle a Viviana un golpe mortal, con el que espera conseguir algunas ventajas materiales para el resto de su vida. Pero las cosas no salen enteramente como las había planeado. Brandito contempla cómo todo se le viene abajo en tres días intensos, y el único sorprendido por las revelaciones es él mismo. Solo el verdadero amor explora el aspecto farsesco del drama con que las falencias personales pueden transformarse en comportamiento delirante a la hora de intervenir en política.