El sector financiero no ha dejado de vivir tiempos difíciles en España desde que en 2009 se truncó su larga marcha triunfal de la etapa precedente, en la que se habían gestado muchos de los desequilibrios que luego pasarían factura. Las dificultades han derivado tanto del tsunami regulatorio y supervisor que ha debido afrontar –de dimensiones no pocas veces asfixiantes- como de un contexto económico que requiere importantes esfuerzos de reconversión y que estrecha los márgenes de su negocio como consecuencia de unos tipos de interés anormalmente bajos. Pero también de una perceptible hostilidad ambiental que explica no pocas de las desventuras de la banca en el último decenio. El presente libro reivindica una visión cabal y ecuánime del sector, que resulta imprescindible a la larga para que pueda sobrevivir y desarrollar sus relevantes funciones económicas y sociales, y pretende aportar argumentos en esa dirección. Cuando todavía no se habían eliminado del todo las secuelas de la crisis anterior, irrumpe otra nueva de características completamente diferentes, con nuevos retos para la banca. Paradójicamente, pueden encontrarse en ella circunstancias favorables para caminar por una senda que conduzca a su completa “rehabilitación”.