-Sería tentador decir que la forma urbana ha triunfado en todas partes. -Pero es esta una afirmación pertinente? -Podemos decirlo sin abusar del idioma y sin admitir que no entendemos nada de lo que ha sido la ciudad desde hace milenios?-. -Si bien en el momento que nos parece que el mundo deviene ciudad, la ciudad deja de ser un mundo-, nos dice Marcel Hénaff, es porque, aunque ella fue, desde sus comienzos, monumento (imagen del mundo), máquina (sistema de producción) y red (dispositivo de circulación), la exacerbación de estas dos dimensiones en detrimento de la primera ha significado un distanciamiento cada vez mayor entre el citadino y el ciudadano.