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Adixiones

Adixiones

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Adixiones (con esa "x" que ya nos adelanta la dimensión del enigma, consustancial a la experiencia analítica desde sus orígenes) es un eslabón más que se añade a la perseverancia de una transmisión. Un libro que aborda problemas cruciales del psicoanálisis, tanto en el plano de la elucidación clínica de los sujetos tomados uno por uno, como en el del malestar contemporáneo de la civilización. Adelanto lo que en mi lectura encuentro: una manera de demostrar la imposibilidad estructural de la soledad. Declinadas de formas variadas, este libro nos enseña que el ser hablante no puede carecer jamás de un partenaire. Es por esa razón que el punto de partida sea, en esta ocasión, la historia de un concepto que durante treinta años orientó una parte fundamental de la investigación de nuestro autor: las toxicomanías. Siguiendo la orientación lacaniana, este libro no es un manual de consulta para quienes se confrontan habitualmente con sujetos vinculados a alguna manifestación sintomática toxicómana. Las toxicomanías (es fundamental mantener el plural) fueron, tal como el propio autor lo expresa, un modo de comenzar a interrogarse acerca del lazo que une a un sujeto con un objeto que contraviene el sentido común del bien. Se trataba de indagar en ese paradójica unión entre el sujeto y un objeto al que permanece adherido, no con el propósito de curar eso sino de descubrir su función. O dicho de otro modo: en ausencia de toda concepción universal de cura, cómo lograr que un sujeto consienta a introducir una mínima distancia que haga posible una pregunta, una pregunta que lleva consigo la apuesta de transferir una acción compulsiva en apariencia gobernada por la inercia de la pulsión de muerte, a un plano diferente. Un plano en el que el objeto en cuestión revela un uso sintomático al servicio de otra cosa. Esa otra cosa puede descifrarse de distintas maneras, según los casos, pero lo decisivo es que cuando el sujeto es capaz de correr esa apuesta animado por el deseo del analista, esa unión con el objeto pude modificarse, o el objeto puede ser sustituido por otro, menos comprometido con los intereses de Thanatos. Lo interesante, y del mismo modo que en ocasiones sucede con otros síntomas, Sinatra nos proporciona distintos ejemplos clínicos en los que podemos apreciar que esa transformación es posible cuando el analista toma de entrada la decisión de no convertir el fenómeno toxicómano en el eje central y protagónico de la cura. Las adixiones son una suerte de Aufhebung hegeliana de las toxicomanías a las que el psicoanálisis ha prestado su escucha y su elucidación. Es el descubrimiento de que cualquier objeto, conducta, acción humana, ideal, práctica sexual, entretenimiento o locura puede convertirse en un partenaire con el que entablar un goce que se convierte en una fijación (Fixierung, de acuerdo con el término alemán empleado por Freud para referirse a uno de los avatares de la pulsión, y donde encontramos esa "x" que Sinatra introduce en su concepto). "Hemos propuesto el concepto de adixiones a partir de una deformación del significante tradicional de "adicciones" por considerar que este último desconoce la causa real de la clasificación que promueve. Con adixiones señalamos la versión posmoderna de la toxicomanía generalizada que se asienta en el valor adictivo (es decir: tóxico) del goce en sí mismo". Esto no es algo exactamente nuevo. Lo nuevo, es que un discurso que ha venido a sustituir el saber del Padre (y aludimos aquí al discurso universitario como "el todo saber" al que Lacan se refiere) ha tomado el relevo de las viejas narraciones que orientaban la subjetividad y ha hecho posible el lanzamiento de una pluralidad de objetos que poseen una propiedad perfectamente calculada. Por una parte, y como el autor lo señala a cada paso, están diseñados conforme a un creciente conocimiento de la subjetividad.


Adixiones (con esa "x" que ya nos adelanta la dimensión del enigma, consustancial a la experiencia analítica desde sus orígenes) es un eslabón más que se añade a la perseverancia de una transmisión. Un libro que aborda problemas cruciales del psicoanálisis, tanto en el plano de la elucidación clínica de los sujetos tomados uno por uno, como en el del malestar contemporáneo de la civilización. Adelanto lo que en mi lectura encuentro: una manera de demostrar la imposibilidad estructural de la soledad. Declinadas de formas variadas, este libro nos enseña que el ser hablante no puede carecer jamás de un partenaire. Es por esa razón que el punto de partida sea, en esta ocasión, la historia de un concepto que durante treinta años orientó una parte fundamental de la investigación de nuestro autor: las toxicomanías. Siguiendo la orientación lacaniana, este libro no es un manual de consulta para quienes se confrontan habitualmente con sujetos vinculados a alguna manifestación sintomática toxicómana. Las toxicomanías (es fundamental mantener el plural) fueron, tal como el propio autor lo expresa, un modo de comenzar a interrogarse acerca del lazo que une a un sujeto con un objeto que contraviene el sentido común del bien. Se trataba de indagar en ese paradójica unión entre el sujeto y un objeto al que permanece adherido, no con el propósito de curar eso sino de descubrir su función. O dicho de otro modo: en ausencia de toda concepción universal de cura, cómo lograr que un sujeto consienta a introducir una mínima distancia que haga posible una pregunta, una pregunta que lleva consigo la apuesta de transferir una acción compulsiva en apariencia gobernada por la inercia de la pulsión de muerte, a un plano diferente. Un plano en el que el objeto en cuestión revela un uso sintomático al servicio de otra cosa. Esa otra cosa puede descifrarse de distintas maneras, según los casos, pero lo decisivo es que cuando el sujeto es capaz de correr esa apuesta animado por el deseo del analista, esa unión con el objeto pude modificarse, o el objeto puede ser sustituido por otro, menos comprometido con los intereses de Thanatos. Lo interesante, y del mismo modo que en ocasiones sucede con otros síntomas, Sinatra nos proporciona distintos ejemplos clínicos en los que podemos apreciar que esa transformación es posible cuando el analista toma de entrada la decisión de no convertir el fenómeno toxicómano en el eje central y protagónico de la cura. Las adixiones son una suerte de Aufhebung hegeliana de las toxicomanías a las que el psicoanálisis ha prestado su escucha y su elucidación. Es el descubrimiento de que cualquier objeto, conducta, acción humana, ideal, práctica sexual, entretenimiento o locura puede convertirse en un partenaire con el que entablar un goce que se convierte en una fijación (Fixierung, de acuerdo con el término alemán empleado por Freud para referirse a uno de los avatares de la pulsión, y donde encontramos esa "x" que Sinatra introduce en su concepto). "Hemos propuesto el concepto de adixiones a partir de una deformación del significante tradicional de "adicciones" por considerar que este último desconoce la causa real de la clasificación que promueve. Con adixiones señalamos la versión posmoderna de la toxicomanía generalizada que se asienta en el valor adictivo (es decir: tóxico) del goce en sí mismo". Esto no es algo exactamente nuevo. Lo nuevo, es que un discurso que ha venido a sustituir el saber del Padre (y aludimos aquí al discurso universitario como "el todo saber" al que Lacan se refiere) ha tomado el relevo de las viejas narraciones que orientaban la subjetividad y ha hecho posible el lanzamiento de una pluralidad de objetos que poseen una propiedad perfectamente calculada. Por una parte, y como el autor lo señala a cada paso, están diseñados conforme a un creciente conocimiento de la subjetividad.
  • Formato
    Ebook
  • Estado
    Nuevo
  • Isbn
    9789878372150
  • Peso
    419 KB
  • Número de páginas
    228
  • Idioma
    Español
  • Formato
    EPUB
  • Protección
    DRM
  • Referencia
    BKW38290