En nuestro mundo moderno estamos acostumbrados a dialogar, debatir, discutir, y negociar. Asumimos que la razón domina ese encuentro de ideas e intereses diferentes. La realidad es que las razones siempre van acompañadas de emociones y que el acuerdo o el desacuerdo se basa más en sentimientos que en razones. La experiencia del autor con los protagonistas de la decisión sobre la fusión UNE-Millicom es un ejemplo de esto en un doble sentido: las posturas ideológicas que subyacen a los argumentos de los concejales; y la negativa a reconocer la influencia de las emociones en esas posturas ideológicas. Y esta segunda dimensión —no reconocer la influencia de las emociones— me parece el argumento central en la reivindicación del mindfulness como camino para el desacuerdo constructivo. Contribuciones rigurosas y bien fundamentadas (en las ideas y la experiencia) como la presentada por el doctor David Díez no solo hacen avanzar el conocimiento, sino también mejorar la sociedad" (Dr. J. Félix Lozano, Instituto Ingenio, CSIC-UPV, Universidad Politécnica de Valencia).