Las palabras que habitan este libro discurren en dos niveles o planos distintos, que diseñan, más que un tapiz, con su trama y urdimbre, una tela pespunteada. A la tela pertenecería el grueso de los poemas, aquellos que vienen marcados por las iniciales capitales. Y el pespunte lo conforma el poema que, como un Guadiana, aflora y desaparce, sin visos de continuidad aparente, entre la textura del libro. Labor de "costura" que hilvana retazos de memoria, de experiencia y sentimiento a lo largo del espacio y tiempo vividos. Su autora compone así una especie de extenso "patchwork" tejido con el hilo sutil de la palabra poética.