Este libro sigue la línea tan personal de Courtoisie, en la que cada poema, más que un argumento concreto, desarrolla una imagen central hasta generar un ámbito polisémico de proliferantes y sinuosas correspondencias que se muerden la cola, a través de un sugestivo ritmo versicular casi de prosa concentrada, donde la metáfora, la greguería, el aforismo o el axioma se entreveran en un tono de discurso lógico de apariencia científica.