Elena Poniatowska ha entrevistado a todo el mundo. En algún momento, lo hizo cada día para varios diarios nacionales, sacando la línea, el aforismo, la declaración emocionada de los hombres y mujeres que le interesaban. Por ello fue muy aficionada a frecuentar la cárcel de Lecumberri en la que, en algún instante, residían pintores, como Siqueiros, escritores como José Agustín o José Revueltas y líderes del movimiento estudiantil de 1968. Pero esa manía sobrepasó las décadas y fue causante de libros como Fuerte es el silencio, un retrato hablado de los años setenta mexicanos.
Las entrevistas para Elena han sido una forma de alimentar sus crónicas y sus novelas. En ellas no parece haber nada más interesante que el instante en que la que interroga provoca en el entrevistado una reacción, una confesión, incluso una broma. La palabra, el modismo y hasta el mexicanismo detonan una historia contada en preguntas y respuestas. Es una forma de la crónica, aparentemente desentendida, causalmente lograda, pero no es así. Elena trabaja cada entrevista como se construye un texto de ficción. En esos diálogos se ventilan sus obsesiones, sus curiosidades por los demás y su idea, tan “poniatowkiana”, de darles voz a los que no la tienen. La suya es una curiosidad omniabarcante: Elena siempre se pregunta qué es México, desde la fecha en que llegó al puerto de Veracruz, exiliada de niña por la guerra europea, y sabía, por su abuela, que aquí se comían los corazones de la gente. A Elena, México le comió el corazón. Y estas entrevistas son sus registros.
Elena Poniatowska nació en París en 1932. Hija del príncipe Jean Evremont Poniatowski Sperry y de Paula Amor de Ferreira Iturbe, es heredera del título de princesa de Polonia por ser descendiente del rey Estanislao II, último monarca del país. En 1941 llegó a México con su madre huyendo de la segunda guerra mundial. Entre los numerosos premios recibidos, destacan el Mazatlán de Literatura (1971); el Nacional de Periodismo de México (1978); el Alfaguara de Novela con la novela La piel del cielo (2001); el Rómulo Gallegos con El tren pasa primero, que tiene como protagonista a un líder sindical ferroviario (2007) y el Biblioteca Breve por su obra Leonora, sobre la vida de la pintora Leonora Carrington (2011).
En 2013 ha sido galardonada con el Premio Cervantes.