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“Más versos y menos gritos”: poeta española Elvira Sastre

La joven segoviana de 23 años, residente en Madrid, presenta su más reciente publicación, “Ya nadie baila”, antología de su obra, en la cual realiza una introspección de la condición humana.

“Más versos y menos gritos”: poeta española Elvira Sastre

Un chat con... de El Espectador

Por: Rubi Duarte. Estudiante de Antropología, Universidad Nacional de Colombia

lunes, febrero 22, 2016

¿Cómo define la inspiración?

Es una sacudida que nace dentro del cuerpo. Es un latido pequeño que se va haciendo grande, poco a poco, y llena de ruido la cabeza y las manos, pidiendo salir. Para mí, es algo inmediato que nace y ha de salir en el momento, si no sucede así, muere. Por ese motivo, cuando la siento no puedo ignorarla, he de aprovecharla y sacar lo mejor de ella.

“Ya nadie baila” es una antología poética que reúne poemas conocidos e inéditos. ¿Cómo es el proceso creativo y emocional para elegir los títulos y los poemas de sus libros?

Elegir títulos de poemas es lo que más me cuesta. Ya he resumido en el poema lo que en ese momento siento la necesidad de expresar, por lo que hacer un nuevo resumen en un título a veces me resulta algo ajeno. Por ese motivo suelo escoger un verso incluido en el poema que lo define o una frase distinta. Respecto a los títulos de los libros, trato de expresar en breves palabras lo que contiene el libro.

Denos un ejemplo.

Escogí el título de “Baluarte” para mi segundo libro porque los poemas que incluía eran una suerte de defensa propia, una fortificación hecha con vivencias y sentimientos en la que poder refugiarme, ya que es lo que me han dado esos poemas. Además, pasé unos días en Cádiz y en el baluarte de la Candelaria antes de la publicación del libro, y fue un viaje tremendamente inspirador e inolvidable, por lo que quise hacerle ese homenaje a la ciudad.

¿A qué hace referencia el título “Ya nadie baila”?

Hace referencia a todos esos poemas de anteriores publicaciones que ya han bailado en los ojos de muchos lectores y a ese puñado de inéditos que espera, con calma, la siguiente canción, el siguiente libro.

En el prólogo de “Ya nadie baila”, Fernando Valver habla del “león de tú tristeza”, haciendo referencia a uno de los poemas. ¿Por qué asocia este sentimiento con un animal tan feroz?

Porque la tristeza, de algún modo, me protege. Es una bestia grande que, calmada y dormida, es entrañable: dan ganas de acariciarla con cuidado, de dormir a su lado. Nadie quiere verla despierta, rugiendo y clavando sus zarpas en la espalda, aunque forma parte de su naturaleza y eso también es precioso. No me gusta evitar la tristeza, me alivia y desahoga, estoy cómoda a su lado: creo que así evito que invada mi espacio.

En algunas de sus entrevistas ha mencionado la publicación de una novela. ¿Por qué nuevamente el giro hacia la prosa?

Creo que es el momento: necesito darle un poco de espacio y aire a mi poesía y dejar que madure. La prosa me está haciendo aprender a escribir mejor y descubrir nuevas técnicas que podré, en un futuro, aplicar a la poesía.

¿Por qué cree que los jóvenes han vuelto a la poesía con su trabajo?

Los lectores de poesía somos, de algún modo, un público muy agradecido. Llegamos al libro buscando respuestas, y cuando las encontramos volcamos toda la fidelidad sobre el autor, como agradecimiento. Eso, al menos, es lo que me pasa a mí. No te puedo decir bien qué sucede con mi poesía, pero creo que es directa y comprensible y facilita la comprensión de los lectores.

¿Dónde cree que está el otro en su poesía? ¿Cómo se reconoce esa alteridad?

El otro es esencial en mi poesía. Para mí es un proceso de liberación, y si no hubiera nadie al otro lado, recibiendo lo que ofrezco, sentiría que el proceso no está completo y que no he dicho nada.

¿La poesía sigue siendo capaz de ayudar a reconocernos más humanos?

La poesía es el idioma verdadero del ser humano, pone en palabras el resultado de un buceo dentro de nosotros mismos. En una sociedad superficial, egoísta y egocéntrica, la poesía da la vuelta a las cosas y nos muestra tal y como somos: seres humanos capaces de buscar la sencillez de un amor, la calma del silencio o la paz que existe entre las tormentas. Necesitamos más versos y menos gritos.

¿Cree que la poesía está ligada a la política?

La poesía está ligada al mundo, porque la palabra nos contiene y nos distingue. No creo que esté ligada a la política, porque los intereses de la política son otros totalmente distintos. Sin embargo, sí creo que, si la política dejara un espacio mucho más amplio a la poesía en particular y a la cultura en general, los países y las sociedades mejorarían y harían de este un mundo mejor.

¿La ha influenciado algún poeta latinoamericano?

En los viajes a México y Colombia he tenido la oportunidad de conocer autores latinoamericanos gracias a los lectores, como Jaime Sabines o César Vallejo, y a otros que se han convertido en amigos a los que admiro profundamente, como Federico Díaz-Granados. A título personal, me apasionan Piedad Bonnett, Mario Benedetti, Julio Cortázar, Pablo Neruda…

Para terminar, si bien en el siglo XX se destacaron algunas mujeres en el escenario cultural, la mayor presencia era masculina. Hoy en día, que afanosamente se busca una reestructuración social donde se promueve y promulga igualdad de género, ¿cómo ve el rol de la mujer en la poesía? ¿Cómo se ve en ese escenario?

Trato de huir de esa distinción: para mí lo importante son los poemas, no los poetas. Me da igual el género del autor que haya escrito un poema; encuentro la importancia en la manera en la que lo ha escrito para conseguir llegar dentro de mí y quedarse. Creo que señalar algo es hacerlo diferente, en todos los ámbitos. Por supuesto, es necesaria la lucha por la visibilidad de las mujeres en todos los campos, incluido el de la cultura, donde hace muchísima falta. Me siento tremendamente orgullosa de ser mujer y poeta, pero insisto: lo importante, aquí, es la poesía.

 © Foto por Unai Mateo.

Tomado de El Espectador

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