El reto del derecho penal moderno no se reduce a la persecución y sanción de las formas tradicionales de lesión a bienes jurídicos, realizadas básicamente de manera individual. Hoy en día, es indispensable combinar criterios dogmáticos de imputación de responsabilidad, medidas de política criminal, mecanismos procesales y técnicas de investigación, todos ellos respetuosos de las garantías fundamentales y que, al mismo tiempo, sean capaces de combatir un complejo fenómeno delictivo: la criminalidad organizada, que ha generado una insospechada sofisticación de las modalidades de ataque a bienes jurídicos.