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Troppo vero

Troppo vero

  • Año de edición 2009
USD $ 49,47

Non è vero, troppo vero, ben trovato. Cuando se supo que el emperador Carlos V se había prosternado ante Tiziano para recoger del suelo el pincel que a aquél se le había caído, la época se quedó atónita. «Non è vero», pensaron muchos. Un siglo después tuvo lugar una escena parecida entre otro pintor no menos silencioso y el papa Inocencio X. También Velázquez pintaba el retrato de uno de los dignatarios más poderosos de su tiempo. Al mostrárselo ya acabado, parece que el papa, un hombre viejo y de expresión adusta, dijo con tanta admiración como fatalidad y tristeza: «Troppo vero». De ninguna de las dos historias hay constancia documentada, pero ambas se tienen por verdaderas desde los días remotos en que empezaron a circular. La de Tiziano es una leyenda que ha pasado a ser verdad, es decir, un invento historiográfico, pero que tiene sentido, y la de Velázquez una verdad que ha pasado a ser leyenda. No obstante, deben su fortuna al principio de verosimilitud: aunque no hubiesen sido verdaderas, resultarían, conociendo la personalidad de los protagonistas, muy convincentes, haciendo bueno una vez más el dicho: e non è vero, è ben trovato. Notemos que en ambas escenas los dos artistas, que gozaron de plena libertad mientras trabajaban, no necesitaron añadir nada a las palabras de sus señores. Una buena parte de los episodios íntimos o públicos que se narran en este libro parecen avenirse al «demasiado verdadero», en lo que tienen de calco, claro, no de canon; sobre otros, sin embargo, gravitará el «no puede ser verdad» o el «no es posible», como si fuesen hijos sólo de la imaginación. O sea, troppo vero, ma non troppo, podríamos decir. En unos y en otros parece latir, sin embargo, el único impulso de llegar a ser reales, que es, hoy por hoy, el modo también más discreto y silencioso de servir a la realidad sin dejar de ser libres ni verdaderos, como esas dos historias que corren por el mundo desde hace siglos sin que nadie tampoco las haya puesto en duda.

Non è vero, troppo vero, ben trovato. Cuando se supo que el emperador Carlos V se había prosternado ante Tiziano para recoger del suelo el pincel que a aquél se le había caído, la época se quedó atónita. «Non è vero», pensaron muchos. Un siglo después tuvo lugar una escena parecida entre otro pintor no menos silencioso y el papa Inocencio X. También Velázquez pintaba el retrato de uno de los dignatarios más poderosos de su tiempo. Al mostrárselo ya acabado, parece que el papa, un hombre viejo y de expresión adusta, dijo con tanta admiración como fatalidad y tristeza: «Troppo vero». De ninguna de las dos historias hay constancia documentada, pero ambas se tienen por verdaderas desde los días remotos en que empezaron a circular. La de Tiziano es una leyenda que ha pasado a ser verdad, es decir, un invento historiográfico, pero que tiene sentido, y la de Velázquez una verdad que ha pasado a ser leyenda. No obstante, deben su fortuna al principio de verosimilitud: aunque no hubiesen sido verdaderas, resultarían, conociendo la personalidad de los protagonistas, muy convincentes, haciendo bueno una vez más el dicho: e non è vero, è ben trovato. Notemos que en ambas escenas los dos artistas, que gozaron de plena libertad mientras trabajaban, no necesitaron añadir nada a las palabras de sus señores. Una buena parte de los episodios íntimos o públicos que se narran en este libro parecen avenirse al «demasiado verdadero», en lo que tienen de calco, claro, no de canon; sobre otros, sin embargo, gravitará el «no puede ser verdad» o el «no es posible», como si fuesen hijos sólo de la imaginación. O sea, troppo vero, ma non troppo, podríamos decir. En unos y en otros parece latir, sin embargo, el único impulso de llegar a ser reales, que es, hoy por hoy, el modo también más discreto y silencioso de servir a la realidad sin dejar de ser libres ni verdaderos, como esas dos historias que corren por el mundo desde hace siglos sin que nadie tampoco las haya puesto en duda.
  • Formato
    Impreso
  • Estado
    Nuevo
  • Isbn
    978-84-8191-994-3
  • Peso
    1.01 kg.
  • Tamaño
    14 x 23 cm.
  • Número de páginas
    796
  • Año de edición
    2009
  • Edición
    1
  • Encuadernación
    Rústica
  • Referencia
    PRC10060
  • Colección
  • Código de barras
    9788481919943
Andrés Trapiello

Andrés Trapiello

Autor

(1953, Manzaneda de Torío). Es autor de las novelas La tinta simpática (1988), El buque fantasma (1992), La malandanza (1996), Días y noches (2000), Los amigos del crimen perfecto (2003), Al morir don Quijote (2004), Los confines (2009), Ayer no más (2012) y El final de Sancho Panza(2014); de un libro sobre el maquis en Madrid, La noche de los Cuatro Caminos (2001), y de un diario titulado Salón de Pasos Perdidos, del que lleva publicadas, con esta, veintiuna entregas, aparecidas todas ellas en la editorial Pre-Textos.

Como ensayista ha publicado, entre otros, Las vidas de Miguel de Cervantes (1993), Las armas y las letras. Literatura y guerra civil (1936-1939) (1994, 2010), Los nietos del Cid. La nueva edad de oro (1898-1914) (1997), El arca de las palabras (2006) y El rastro (2018).

Es autor asimismo de una traducción del Quijote al castellano actual (2015).

Sus cuatro primeros libros de poemas se han reunido en Las tradiciones (1991), volumen al que siguieron Acaso una verdad (Pre-Textos, 1993), Rama desnuda (2001), Un sueño en otro (2004), Segunda oscuridad (2012) e Y (Pre-Textos, 2018).