La educación es un derecho humano y una fuerza del desarrollo sostenible y de la paz. La Agenda 2030 de la Unesco para el desarrollo sostenible necesita la educación para permitir que todas las personas adquieran los conocimientos, las competencias, las habilidades, los valores y las actitudes necesarios que les permitan vivir con dignidad, construir sus vidas y contribuir en sus sociedades, creando un mundo más justo, pacífico, tolerante, inclusivo, seguro y sostenible. Los desafíos de la educación, pilar que promueve una mayor justicia social y cohesión entre la población, son garantizar la inclusión e igualdad de calidad, así como promover oportunidades de aprendizaje permanente, permitiendo la adquisición de conocimientos y habilidades que empoderen a las personas y mejoren sus vidas. La educación para la sostenibilidad refleja la preocupación por una educación de elevada calidad, integral y transformativa que atañe al contenido, al entorno, a los resultados del aprendizaje y a la pedagogía, y ayuda a las personas a entender lo que pasa (saber), a sentirse parte de la sociedad en la que viven (saber ser) y a conocer cómo pueden participar en los procesos de desarrollo (saber hacer), desarrollando la capacidad de aprender a aprender. En la educación sostenible el alumnado es el protagonista, con un aprendizaje orientado a la acción, que fomenta la creatividad y el trabajo colaborativo; características que potencian la mejora continua. Las generaciones que hoy se educan en escuelas sostenibles son aquellas que liderarán el mundo del mañana.