“Con pocas palabras, un poema o una obra pueden llegar a iluminarnos todo un mundo: no en lo que dice sino en lo que deja de decir reside su poder”, señala Guillermo Sucre en La máscara, la transparencia. Este es el caso del libro Migraciones del poeta colombiano Luis Camilo Dorado Ramírez. Y no es sólo por el hecho de que la luz se constituya como una protagonista –en permanente pugna con las sombras– a lo largo de las páginas, sino también porque el autor tiene conciencia de que el lenguaje es incompleto e imperfecto; de allí que apueste por una búsqueda del silencio y de lo inefable para poder decir lo que necesita. Y es que, en Migraciones, el ojo (¿o la lente?) del poeta avizora el movimiento de las cosas, desde leves desplazamientos que son imperceptibles (como el lento pálpito de la luz) hasta la agitación secreta de los seres y los astros, como cuando alude al epígrafe de Mario Rivero: “Morir es pasar a habitar otra estrella”.