Lo que frustra la muerte es el deseo... ¿Cuál es el refugio cósmico de quien se pregunta sobre el sentido de la existencia? ¿Será el amor? ¿O solo es una ilusión? El hombre experimenta angustia frente a la muerte. Pero también se angustia al comprobar que el universo infinito en el que vive es incontrolable, y por ello lo percibe como una amenaza. Así lo enuncia Alejandro cuando dice: "Si nos asusta tanto la vida y nos espanta mucho más la muerte, ¿dónde me coloco? ¿Cuál es el refugio cósmico del hombre que se pregunta sobre la existencia?". Esta pregunta implica también enfrentarse a sus miedos, sus dudas, y la ruptura de su zona de confort. Ya no hay lugar seguro y nadie está a salvo de la angustia. Agnes será desafiada por el sentimiento de desamparo, el factor tiempo y la muerte. ¿Podrá encontrar un refugio cósmico? Akú, la mujer ancestral, irá a su encuentro ayudándola a desanudar sus nudos existenciales y a comprender a las mujeres que la precedieron en su árbol genealógico. Ellas vivieron la tragedia del desamor; ¿podrán sanar las heridas? ¿Qué lugar tiene el amor en sus vidas? ¿Es un refugio o es solo una ilusión? Los tambores ancestrales resuenan al ritmo de estas preguntas en un horizonte sin certezas. La autora introduce al lector en la psique de los personajes para comprender sus dolores, el amor, la soledad, las obsesiones y traiciones. Ellos irán desnudando sus almas, mostrando sus contradicciones, y tratando de responder, de algún modo, a esa pregunta existencial.