Relato anónimo del siglo VII que describe la vida de la ciudad emeritense y el papel jugado en la sociedad por sus principales obispos, Paulo, Fidel y Masona, y sus relaciones con los reyes, en especial con el arriano Leovigildo. Toda la obra ofrece un vivo panorama de la sociedad urbana, los conflictos religiosos y políticos de finales del siglo VI y una valiosísima información de algunos edificios e iglesias de Mérida, contrastada con las excavaciones arqueológicas de las últimas décadas. El relato está compuesto dentro de las coordenadas literarias de unas «vidas de santos», presididas por la intervención de la santa patrona de la ciudad.