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Leibniz fue el primero de los grandes filósofos alemanes en producir un sistema filosófico omnicomprensivo. Llegó a la notable conclusión de que el tiempo y el espacio no existen, de que son suposiciones supersticiosas. Sólo las cosas existen, y sólo Dios es capaz de verlas como realmente son, desde un punto de vista sin perspectiva. Pero el número infinito de sustancias que componen el mundo no son materiales, son metafísicas, y, por lo tanto, no están sujetas a la ley de causa y efecto. Su interacción aparente es el resultado de la armonía «preestablecida», que es parte de la creación de Dios.
Leibniz fue el primero de los grandes filósofos alemanes en producir un sistema filosófico omnicomprensivo. Llegó a la notable conclusión de que el tiempo y el espacio no existen, de que son suposiciones supersticiosas. Sólo las cosas existen, y sólo Dios es capaz de verlas como realmente son, desde un punto de vista sin perspectiva. Pero el número infinito de sustancias que componen el mundo no son materiales, son metafísicas, y, por lo tanto, no están sujetas a la ley de causa y efecto. Su interacción aparente es el resultado de la armonía «preestablecida», que es parte de la creación de Dios.
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FormatoImpreso
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EstadoNuevo
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Isbn978-84-323-1667-8
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Peso0.09 kg.
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Tamaño12 x 18 cm.
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Número de páginas88
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Año de edición2014
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Edición1
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EncuadernaciónRústica
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ReferenciaSVE10063
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Colección
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Código de barras9788432316678