En algún momento de nuestra vida, todos nos vemos enfrentados con el abandono, la partida, la ausencia y la muerte -con el vacío y el duelo imposible que hemos de encarar. Este no se limita a un proceso individual. El duelo implica, en el seno del sistema familiar -profundamente perturbado y desequilibrado por la pérdida de uno de sus miembros- el manejo del lugar ocupado antaño por el desaparecido. Si el ahora ausente había tenido una función determinante en la familia como garante de su equilibrio afectivo, su papel -sea de patriarca, chivo emisario, confidente...- será asignado tácitamente a otra persona. Un afán vano, desde luego, pues nadie puede vivir en el sitio de otro. Entonces se puede observar entre los allegados la instauración de un ´fantasma´ o de una patología que tapa la ausencia que no se puede aceptar ni soportar. Esta patología puede llevar a las familias a visitar a un terapeuta, a quien posiblemente invitarán secretamente a sustituir transitoriamente al que ya no está. A partir de estas observaciones, la terapeuta familiar Edith Goldbeter-Merinfeld ha desarrollado el modelo del «tercero pesante», referido a un miembro de la familia cuyo rol parece esencial en el seno de todos los triángulos relacionales intrafamiliares. Su modelo enfoca el espacio que el ausente ha dejado desocupado y la manera en la que los familiares intentan ´exorcizar´ este vacío. A lo largo de su elaborado estudio teórico y casuístico, la autora demuestra de manera precisa y contundente cómo la aplicación de su modelo puede hacer progresar el trabajo terapéutico liberando a los pacientes de dichas ataduras y facilitando el proceso de duelo.