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Varios filósofos han dicho que enseñar filosofía, si se hace bien, es una de las vías idóneas para la formación de un espíritu crítico. La filosofía seguirá teniendo sentido en una época como la actual, tan poco proclive a pensar, a razonar y a dedicar tiempo al estudio, si conseguimos hacer ver que las grandes preguntas de la filosofía, formuladas y traducidas a nuestras inquietudes, siguen siendo las preguntas de hoy. Especialmente, le compete esa función a la filosofía que llamamos “práctica”; esto es, la filosofía moral y la filosofía política. Lo que es absurdo es la tendencia, me temo que muy anclada en la academia, a seguir dándole vueltas a problemas que solo son problemas filosóficos, porque han perdido la incidencia en la realidad que antaño, sin duda, tuvieron. Sobre todo, necesitamos recordar la historia y el valor de los conceptos que resultan problemáticos: ¿qué se ha entendido por democracia, por derecho, por libertad o por sociedad, y que debemos entender hoy? Acercarse a la política, desde la filosofía, no es una tarea puramente descriptiva, sino normativa. En efecto, los distintos órdenes políticos descansan en grandes principios filosóficos y en valores éticos.
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FormatoImpreso
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EstadoNuevo
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Isbn978-958-714-473-4
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Peso0.20 kg.
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Tamaño11 x 17 cm.
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Número de páginas340
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Año de edición2011
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Edición1
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EncuadernaciónRústica
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ReferenciaUDE10338
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Código de barras9789587144734