Las tarjetas que tiene en sus manos son tan solo una muestra de las diferentes plantas nativas que han sido reintroducidas en la Hacienda Yerbabuena gracias a los esfuerzos del Instituto Caro y Cuervo y el Jardín Botánico de Bogotá. Además de contribuir con la consolidación de los corredores de aves que necesita la Sabana, el Instituto busca que este espacio sea un lugar donde el patrimonio cultural y ambiental de los colombianos se construya cada día. Esperamos que estas tarjetas sean el primero de muchos vínculos entre las plantas y las palabras que las nombran, y entre las mentes de quienes nos visitan y las palabras que hacen que esa visita sea más memorable. No sabemos como pudo ocurrírseles a los directores del Caro y Cuervo sacar el instituto de la Biblioteca Nacional en Bogotá y echar para Yerbabuena. Se han construido a espaldas de la casa de la hacienda aulas, biblioteca, archivos modernísimos, imprenta… Hay en los anaqueles treinta mil volúmenes que son la suma de las inquietudes humanísticas del mundo contemporáneo. En las salas de investigación, especialistas que trabajan en el mapa lingüístico de Colombia, en diccionarios locales, en el estudio de autores (Arciniegas 3) ARCINIEGAS, GERMÁN. «El mundo de Yerbabuena.» Noticias culturales (1973): 1-4. papel.