Un narrador anónimo reflexiona, en un monólogo pausado pero obsesivo, sobre el estado del mundo, el sentido de la narración y el proceso de la escritura, la importancia de la indagación en el ser humano y sus máscaras, el sentido del arte y la escritura confesional, los lugares y objetos cotidianos que nos acompañan en una cascada de pensamientos concatenados, a veces racionales y otras con un lirismo más desatado. Pero subyacen dos temas principales: la exploración de los límites difusos entre el amor y el sexo; el desamor y el olvido. Javier Semper nos propone un nuevo artefacto literario que bulle en las páginas como un estallido, demorado y a un mismo tiempo inminente, como debe serlo, siempre, la buena literatura.