La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y juega un rol fundamental en mantenernos con vida. Los cambios cutáneos que aparecen como consecuencia del envejecimiento no solo afectan el aspecto visible de la piel, sino que, además, se ha demostrado que pueden perjudicar la integridad cutánea, la cicatrización de heridas y la función sensorial e inmune. El envejecimiento de la piel es un proceso biológico complejo que se ve influenciado por una combinación de factores internos o envejecimiento cronológico (hormonales, genotipo, metabolismo) y factores externos o fotoenvejecimiento (dieta, cigarrillo, rayos UV, estrés, químicos ambientales) y es un reflejo indirecto del envejecimiento y salud del resto de nuestros órganos. Es por ello que lucir más grandes de lo que en realidad somos puede ser un signo de envejecimiento prematuro y de deterioro de la salud general. Aunque el envejecimiento cronológico es de alguna manera inevitable, nuestras elecciones alimentarias y hábitos de vida tienen un gran impacto en la salud de nuestra piel y pueden acelerar o, por el contrario, enlentecer el fotoenvejecimiento. La nutrición antienvejecimiento puede ser, así, junto con otras intervenciones de estilo de vida que detallaremos en este libro, una estrategia preventiva segura, simple y de bajo costo para limitar el envejecimiento prematuro de la piel y, al mismo tiempo, cuidar nuestro bienestar, salud general y longevidad.