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Mi infancia, mis padres....

Mi infancia, mis padres. Huelva, siempre

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'El libro es, ante todo, una obra literaria de un escritor de éxito que ha publicado miles de páginas de mucha calidad. Los recuerdos del autor que fue niño y joven reflejan los de una persona y una familia muy singulares. En sí, son entretenidos, muchas veces divertidos y cálidos. Siempre entrañables para un onubense. El fondo es Huelva, pero podría ser cualquier otro lugar de España, de Europa o del mundo. Lo que le da mayor valor es saber contarlos para que puedan ser leídos con placer por otras personas de cualquier país, en cualquier tiempo. Esto es lo que ha conseguido el autor jugando con las palabras. Así lo dice Rafael Gómez Pérez: "Cuando las palabras se sueltan ya no hay remedio. ¿Qué me importan el mundillo y el acerico, los festones, las cenefas y los bodoques? Me da igual que la tela sea raso, organdí o cresatén; o un popelín. Pero yo oía a la madre y a las hijas hablar de esas cosas y las palabras se han quedado para siempre en la memoria. Palabras que se mezclan con otras, cuando dabas la lata, de pequeño: "No seas pejiguera, no andes zangoloteando". Uno, un día, tenía cabeza de chorlito; otro, estaba hecho un zaparrastroso o tenía la lengua estropajosa. Cuando eras un poco mayor y te gustaba arreglarte te decían lechuguino. Me he comportado mal, a veces, con las palabras. Pensaba que estaban inventadas de intento y que tanto valía una como otra. Pero reconozco que me equivocaba. Al mover los recuerdos, han salido tantas que, como el olor de la albahaca cuando meneas las hojas, casi me marean. Por las palabras puedo decir las cosas que ya entonces no me gustaban: la agente con requilorios y ringorrangos; los que te encasquetan cosas que nos has dicho ni hecho; los que arramplan con todo; los que se dan pisto; los que confían todo a la potra, la chamba o la chiripa, sin arrimar el hombro. Solo las palabras pueden resucitar cosas que ya no están a mi vera. La copa, con el cisco que se quedaba pegado a la badila los días de humedad; con la alhucema que se echaba para que oliera bien. Junto a la copa uno empezaba a fumar cigarros de papel de estraza...."


'El libro es, ante todo, una obra literaria de un escritor de éxito que ha publicado miles de páginas de mucha calidad. Los recuerdos del autor que fue niño y joven reflejan los de una persona y una familia muy singulares. En sí, son entretenidos, muchas veces divertidos y cálidos. Siempre entrañables para un onubense. El fondo es Huelva, pero podría ser cualquier otro lugar de España, de Europa o del mundo. Lo que le da mayor valor es saber contarlos para que puedan ser leídos con placer por otras personas de cualquier país, en cualquier tiempo. Esto es lo que ha conseguido el autor jugando con las palabras. Así lo dice Rafael Gómez Pérez: "Cuando las palabras se sueltan ya no hay remedio. ¿Qué me importan el mundillo y el acerico, los festones, las cenefas y los bodoques? Me da igual que la tela sea raso, organdí o cresatén; o un popelín. Pero yo oía a la madre y a las hijas hablar de esas cosas y las palabras se han quedado para siempre en la memoria. Palabras que se mezclan con otras, cuando dabas la lata, de pequeño: "No seas pejiguera, no andes zangoloteando". Uno, un día, tenía cabeza de chorlito; otro, estaba hecho un zaparrastroso o tenía la lengua estropajosa. Cuando eras un poco mayor y te gustaba arreglarte te decían lechuguino. Me he comportado mal, a veces, con las palabras. Pensaba que estaban inventadas de intento y que tanto valía una como otra. Pero reconozco que me equivocaba. Al mover los recuerdos, han salido tantas que, como el olor de la albahaca cuando meneas las hojas, casi me marean. Por las palabras puedo decir las cosas que ya entonces no me gustaban: la agente con requilorios y ringorrangos; los que te encasquetan cosas que nos has dicho ni hecho; los que arramplan con todo; los que se dan pisto; los que confían todo a la potra, la chamba o la chiripa, sin arrimar el hombro. Solo las palabras pueden resucitar cosas que ya no están a mi vera. La copa, con el cisco que se quedaba pegado a la badila los días de humedad; con la alhucema que se echaba para que oliera bien. Junto a la copa uno empezaba a fumar cigarros de papel de estraza...."
  • Isbn
    9788417666125
  • Peso
    0.36 kg.
  • Tamaño
    16 x 16 cm.
  • Número de páginas
    324
  • Idioma
    Español
  • Referencia
    POD14266