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La Divina Comedia

La Divina Comedia

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La estructura poética del Paraíso, como los otros cantos, es simétrica y ordenada, como exigían los principios literarios dictados por la Escolástica, a su vez heredados por la escuela de Alejandría. A ellos Dante agrega el esoterismo de los números, que se evidencia a lo largo de toda la Cántica y que más ayuda al lector a seguir el hilo del difícil tema tratado. Diferentemente del Infierno y del Purgatorio, que son estructuras físicas, materiales y tridimensionales, el Paraíso es espacial, lo que obliga al poeta a utilizar una poética abstracta e inmaterial, con una descripción diáfana y rarefacta no solamente de los lugares sino sobre todo de los personajes que él encuentra. La dificultad de la obra y el mérito de Dante están todos en esto: haber sabido representar en poesía las sombras, las luces y las transparencias espaciales sin recurrir a la geometría plana y, sin embargo, haberlo logrado como si la hubiese aplicada. Un resultado que Dante reivindica históricamente para él mismo en el curso del poema: es el único escritor laico que, aparte las Escrituras y los textos oficiales de la Iglesia, trata en una obra poética dirigida al público en general argumentos teológicos con el conocimiento y la propiedad de lenguaje propios de un miembro de la Institución. La tierra, inmóvil, se encuentra en el centro del universo y está rodeada por diez (número mágico) Cielos que constituyen el Paraíso; los primeros nueve (número mágico) son esferas aéreas concéntricas, cada una de ellas gobernada por una inteligencia angélica. El décimo cielo, el Empíreo, es inmóvil y se extiende al infinito. Es la sede de Dios, de los ángeles y de los beatos. Los primeros siete (número mágico) Cielos toman el nombre de los siete planetas que en la época de Dante, según el sistema tolemaico, se consideraba rodasen en torno a la tierra: Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno; el octavo Cielo es el cielo de las estrellas fijas; el noveno es el Primer Móvil, así llamado porque se consideraba ser el primero en moverse dando así movimiento a los otros ocho; el décimo, como ya dicho, es el Empíreo. Durante su ascenso al cielo Dante cruza todas las diez esferas citadas.

La estructura poética del Paraíso, como los otros cantos, es simétrica y ordenada, como exigían los principios literarios dictados por la Escolástica, a su vez heredados por la escuela de Alejandría. A ellos Dante agrega el esoterismo de los números, que se evidencia a lo largo de toda la Cántica y que más ayuda al lector a seguir el hilo del difícil tema tratado. Diferentemente del Infierno y del Purgatorio, que son estructuras físicas, materiales y tridimensionales, el Paraíso es espacial, lo que obliga al poeta a utilizar una poética abstracta e inmaterial, con una descripción diáfana y rarefacta no solamente de los lugares sino sobre todo de los personajes que él encuentra. La dificultad de la obra y el mérito de Dante están todos en esto: haber sabido representar en poesía las sombras, las luces y las transparencias espaciales sin recurrir a la geometría plana y, sin embargo, haberlo logrado como si la hubiese aplicada. Un resultado que Dante reivindica históricamente para él mismo en el curso del poema: es el único escritor laico que, aparte las Escrituras y los textos oficiales de la Iglesia, trata en una obra poética dirigida al público en general argumentos teológicos con el conocimiento y la propiedad de lenguaje propios de un miembro de la Institución. La tierra, inmóvil, se encuentra en el centro del universo y está rodeada por diez (número mágico) Cielos que constituyen el Paraíso; los primeros nueve (número mágico) son esferas aéreas concéntricas, cada una de ellas gobernada por una inteligencia angélica. El décimo cielo, el Empíreo, es inmóvil y se extiende al infinito. Es la sede de Dios, de los ángeles y de los beatos. Los primeros siete (número mágico) Cielos toman el nombre de los siete planetas que en la época de Dante, según el sistema tolemaico, se consideraba rodasen en torno a la tierra: Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno; el octavo Cielo es el cielo de las estrellas fijas; el noveno es el Primer Móvil, así llamado porque se consideraba ser el primero en moverse dando así movimiento a los otros ocho; el décimo, como ya dicho, es el Empíreo. Durante su ascenso al cielo Dante cruza todas las diez esferas citadas.
  • Isbn
    9788413370590
  • Peso
    0.40 kg.
  • Tamaño
    17 x 24 cm.
  • Número de páginas
    238
  • Idioma
    Español
  • Referencia
    POD15591

Dante Alighieri

Autor

Dante Alighieri, bautizado Durante di Alighiero degli Alighieri (Florencia, c. 29 de mayo de 1265 - Rávena, 14 de septiembre de 1321), fue un poeta italiano, conocido por escribir la Divina comedia, una de las obras fundamentales de la transición del pensamiento medieval al renacentista y una de las cumbres de la literatura universal. La fecha exacta del nacimiento de Dante es desconocida, aunque generalmente se cree que está alrededor de 1265. Esto puede deducirse de las alusiones autobiográficas reflejadas en la Vita nuova. Durante su vida, Dante participó activamente en las luchas políticas de su tiempo, por lo que fue desterrado de su ciudad natal, y fue un activo defensor de la unidad italiana. Escribió varios tratados en latín sobre literatura, política y filosofía. A su pluma se debe el tratado en latín De Monarchia, de 1310, que constituye una exposición detallada de sus ideas políticas, entre las cuales se encuentran la necesidad de la existencia de un Sacro Imperio Romano y la separación de la Iglesia y el Estado.5 En 1289 participó en la batalla de Campaldino durante la guerra entre Florencia y Arezzo, y contribuyó así a la victoria de los florentinos. Apodado «el Poeta Supremo» (en italiano «il Sommo Poeta»), también se le considera el «padre del idioma italiano» (llamado volgare en aquella época). Su primera biografía fue escrita por Giovanni Boccaccio (1313-1375), en el Trattatello in laude di Dante.