En los últimos años Colombia ha hecho grandes esfuerzos por articularse al mundo; sin embargo, es preocupante el nivel de indecisión que permea a los sectores público y privado del país para asumir la construcción de megaproyectos de infraestructura física, portuaria y férrea, principalmente, de una dimensión que corresponda a los desarrollos tecnológicos y a las posibilidades de los nuevos acuerdos comerciales suscritos. Éste se convierte en el gran reto para Colombia: recuperar el enorme atraso en infraestructura y adelantar obras de envergadura que le permitan adaptarse a los avances del transporte mundial y a las exigencias de un sistema internacional competitivo.