Ante una ciencia sin conciencia y un pensamiento sin compasión nos hace falta una inteligencia creativa y sensible a los problemas de la humanidad y la naturaleza. Difícilmente podremos resolver problemas sociales sin conocer correctamente nuestras capacidades de autoorganización, los recursos con que podremos contar y los conflictos que tendremos que afrontar. La esperanza continúa siendo un bien común, patrimonio histórico y cultural de la humanidad. Este libro nos da la inspiración para hacer de la dignidad y la igualdad humana una práctica de la vida cotidiana. Para que la memoria sea honesta con el futuro hace falta un compromiso serio con el presente.