Cuando se observa una ciudad desde arriba —una aparente mirada más amplia— percibimos una mancha gris en 3D sobre lo que alguna vez fue una super cie más o menos plana ocupada solamente por naturaleza. Esa perspectiva permite visualizar una ciudad basada en poco más que sus construcciones, calles y una que otra salpicadura de áreas verdes. En contra-correspondencia a ello, ciudad cebolla es una invitación a eliminar la distancia aparentemente necesaria para observar una ciudad en plenitud, ¿por qué alejarnos de la super cie que habitamos cada día para repensar la composición de nuestras ciudades? Así, con los pies en el asfalto, ciudad cebolla convoca a una apreciación más activa de lo que compone una ciudad: más allá de capas de edificios (y chozas), pavimento (y baches), y ladrillos (y tablarroca); lo habitable se con gura en los pasos que compartimos con el vecino durante nuestro camino al trabajo, la tiendita de la esquina y el duelo que la vecina transformó en un huerto. Con un pañuelo entre capas y páginas, este libro te da la bienvenida.