Este libro analiza el proceso de construcción de una universidad intercultural en el Ecuador entre 2007 y 2017, en el contexto de reformas legales y sociales que reconocen al país como plurinacional y multicultural. A partir de una mirada crítica y reflexiva, la investigación examina cómo las instituciones de educación superior han respondido al llamado de transformar sus prácticas, estructuras y contenidos para incluir a estudiantes indígenas y valorar saberes ancestrales. Basada en entrevistas a estudiantes y expertos, y en un riguroso del marco normativo —como la Constitución de 2008, la Ley Orgánica de Educación Intercultural y la Ley Orgánica de Educación Superior— la obra revela avances importantes, tensiones persistentes y obstáculos estructurales. El texto muestra que, aunque existen políticas inclusivas, su implementación sigue marcada por lógicas académicas tradicionales y una resistencia al cambio profundo. Con un enfoque claro y comprometido, el libro invita a repensar la universidad como un espacio de encuentro de saberes, diálogo intercultural y transformación social. Es una contribución valiosa para docentes, investigadores, estudiantes y todos aquellos que creen que una educación superior más justa, plural e inclusiva no solo es necesaria, sino posible.