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Solo es posible alcanzar la plenitud de -lo divino- en la medida en que nos empeñamos por lograr la plenitud de -lo humano-; únicamente podemos llegar a ser -más divinos- haciéndonos -más humanos-. Esta propuesta tiene que invadir e impregnar la vida y la actividad toda de la Iglesia: su teología, su sistema organizativo, su moral, sus leyes, su presencia en la sociedad y, sobre todo, en la vida y la espiritualidad de los cristianos. Es una propuesta que brota del centro mismo de la fe cristiana: el Dios del cristianismo es el -Dios encarnado-. Es decir, el -Dios humanizado-, que se dio a conocer en un ser humano, Jesús de Nazaret.
Solo es posible alcanzar la plenitud de -lo divino- en la medida en que nos empeñamos por lograr la plenitud de -lo humano-; únicamente podemos llegar a ser -más divinos- haciéndonos -más humanos-. Esta propuesta tiene que invadir e impregnar la vida y la actividad toda de la Iglesia: su teología, su sistema organizativo, su moral, sus leyes, su presencia en la sociedad y, sobre todo, en la vida y la espiritualidad de los cristianos. Es una propuesta que brota del centro mismo de la fe cristiana: el Dios del cristianismo es el -Dios encarnado-. Es decir, el -Dios humanizado-, que se dio a conocer en un ser humano, Jesús de Nazaret.
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FormatoImpreso
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EstadoNuevo
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Isbn978-84-9879-631-5
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Peso0.21 kg.
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Tamaño14 x 23 cm.
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Número de páginas144
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Año de edición2016
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Edición1
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EncuadernaciónRústica
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ReferenciaTRC10352
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Colección
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Código de barras9788498796315