En este libro se ofrecen diversas aproximaciones a una etapa muy fructífera de la filosofía natural en la que se insertan las aportaciones del teólogo Samuel Clarke (1675-1729), junto a las de autores como Descartes, Leibniz y Newton, que influyeron decisivamente en su pensamiento. La filosofía de Clarke plantea interesantes contrastes porque combina su formación como teólogo con un profundo interés por la filosofía natural en la teología y por las ideas de simplicidad y extensión. Acá se abordan temas fundamentales y con ello se permite integrar un panorama de los cambios filosóficos que dieron pie al avance de la física nueva y los estudios sobre el tiempo, espacio y movimiento.