Hija de un terrateniente y alto militar ruso, Sofia Kowalewskaia, nacida en 1850, fue la primera mujer de la historia europea que alcanzó el grado de catedrática en una universidad. Dostoievski y Alfred Nobel figuraron entre sus pretendientes más apasionados y no pocos hombres influyentes le prestaron su apoyo. Pero Sofia rehusó a refugiarse cómodamente bajo sus alas, y se dedicó a cultivar su ambición científica en el campo de las matemáticas al tiempo que participaba activamente en los movimientos que subvertían el antiguo orden social y político de Rusia y Europa. La prodigiosa actividad que desplegó en todos sus trabajos científicos se manifestó también en su talento como escritora.