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Tiempo de cuidados

Tiempo de cuidados

  • Año de edición 2021
COP $ 67.900

Hace apenas unos años a nadie se le habría ocurrido pensar que el cuidado fuera un concepto digno de estudio. Ahora, es esencial. La ética del cuidado se ha convertido en un tema central y perentorio a raíz de la pandemia de la covid-19. Un virus nos ha obligado a aceptar limitaciones que nunca hubiéramos imaginado, nos ha hecho un poco menos arrogantes y seguros de nosotros mismos. En el ámbito de la teoría, esta toma de conciencia debería conducir a un cambio de paradigma o de marco mental, capaz de equilibrar razón y sentimiento, en el ejercicio de la tan manoseada "inteligencia emocional", cuyas aportaciones prácticas no siempre son evidentes. Hay que reconocer que existe un derecho a ser cuidado y un deber de cuidar que no admite excepciones, que afecta a todo el mundo y cuya responsabilidad ha de ser asumida individual y colectivamente.  Tiempo de cuidados  se propone acallar las voces que aún se resisten a colocar el cuidado en un lugar prominente, contraponiéndolo a la justicia. Ambos son valores complementarios, pues las categorías anejas al cuidado rompen la concepción binaria del género que el feminismo aún no ha conseguido sustituir. Privilegiar categorías masculinas —yo, razón, mente— en detrimento de otras consideradas femeninas —las emociones, el cuerpo, las reciprocidades—, o mantener esa división binaria que distribuye las funciones de cada género, implica mantener el patriarcado y debilitar la democracia. Como dice Carol Gilligan: "En un contexto patriarcal, el cuidado es una ética femenina; en un contexto democrático, el cuidado es una ética humana".


Hace apenas unos años a nadie se le habría ocurrido pensar que el cuidado fuera un concepto digno de estudio. Ahora, es esencial. La ética del cuidado se ha convertido en un tema central y perentorio a raíz de la pandemia de la covid-19. Un virus nos ha obligado a aceptar limitaciones que nunca hubiéramos imaginado, nos ha hecho un poco menos arrogantes y seguros de nosotros mismos. En el ámbito de la teoría, esta toma de conciencia debería conducir a un cambio de paradigma o de marco mental, capaz de equilibrar razón y sentimiento, en el ejercicio de la tan manoseada "inteligencia emocional", cuyas aportaciones prácticas no siempre son evidentes. Hay que reconocer que existe un derecho a ser cuidado y un deber de cuidar que no admite excepciones, que afecta a todo el mundo y cuya responsabilidad ha de ser asumida individual y colectivamente.  Tiempo de cuidados  se propone acallar las voces que aún se resisten a colocar el cuidado en un lugar prominente, contraponiéndolo a la justicia. Ambos son valores complementarios, pues las categorías anejas al cuidado rompen la concepción binaria del género que el feminismo aún no ha conseguido sustituir. Privilegiar categorías masculinas —yo, razón, mente— en detrimento de otras consideradas femeninas —las emociones, el cuerpo, las reciprocidades—, o mantener esa división binaria que distribuye las funciones de cada género, implica mantener el patriarcado y debilitar la democracia. Como dice Carol Gilligan: "En un contexto patriarcal, el cuidado es una ética femenina; en un contexto democrático, el cuidado es una ética humana".
  • Formato
    Ebook
  • Estado
    Nuevo
  • Isbn
    9788417623968
  • Peso
    389.5 KB
  • Número de páginas
    208
  • Año de edición
    2021
  • Idioma
    Español
  • Formato
    EPUB
  • Protección
    DRM
  • Referencia
    BKW49375

Victoria Camps

Autor

Victoria Camps es catedrática jubilada de Filosofía moral y política de la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha sido senadora independiente por el partido socialista, consejera del Consejo Audiovisual de Cataluña y presidenta del Comité de Bioética de España. Actualmente es presidenta de la Fundación Víctor Grífols i Lucas. Entre sus publicaciones destacan La imaginación ética, Virtudes públicas, El siglo de las mujeres, El gobierno de las emociones y Breve Historia de la Ética. En 2008 fue galardonada con el Premio Internacional Menéndez y Pelayo, y en 2012 con el Premio Nacional de Ensayo.