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-Afirmo —escribe el autor— que las razones que los teístas dan para justificar sus creencias no tienen la suficiente fuerza probatoria y sostengo que las críticas que tradicionalmente se han vertido contra los ateos son falsas (...) A los ateos se nos ha acusado de socavar la moral, de vivir entregados a nuestras pasiones más inconfesables, de ser soberbios, insensatos y necios, de no tener corazón, de destruir a la sociedad, de ser unos miserables y de muchas otras cosas que no vale la pena repetir aquí. Pretendo mostrar que todas estas acusaciones son erróneas y, además, proponer un ateísmo racionalista como alternativa al teísmo dominante-.
-Afirmo —escribe el autor— que las razones que los teístas dan para justificar sus creencias no tienen la suficiente fuerza probatoria y sostengo que las críticas que tradicionalmente se han vertido contra los ateos son falsas (...) A los ateos se nos ha acusado de socavar la moral, de vivir entregados a nuestras pasiones más inconfesables, de ser soberbios, insensatos y necios, de no tener corazón, de destruir a la sociedad, de ser unos miserables y de muchas otras cosas que no vale la pena repetir aquí. Pretendo mostrar que todas estas acusaciones son erróneas y, además, proponer un ateísmo racionalista como alternativa al teísmo dominante-.
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FormatoImpreso
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EstadoNuevo
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Isbn978-84-92422-50-0
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Peso0.23 kg.
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Tamaño16 x 23 cm.
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Número de páginas144
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Año de edición2012
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Edición1
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EncuadernaciónRústica
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ReferenciaLAE10043
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Colección
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Código de barras9788492422500