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Sea que se trate de la educación, de la salud, de la seguridad ciudadana, del “combate a la pobreza”, de una crisis económica, de una catástrofe natural o de cualquier otro asunto sustantivo, el referente obligado es el Estado. El distingo entre buenos y malos gobiernos suele hacerse, también, según sea su gestión del Estado. Qué y cuánto Estado se requieren o se esté dispuesto a admitir, es el eje que separa a izquierdas y derechas. El Bicentenario mismo recuerda, si no su nacimiento, un nuevo principio de soberanía. Para bien o para mal, nuestra cultura es Estado-céntrica.
Sea que se trate de la educación, de la salud, de la seguridad ciudadana, del “combate a la pobreza”, de una crisis económica, de una catástrofe natural o de cualquier otro asunto sustantivo, el referente obligado es el Estado. El distingo entre buenos y malos gobiernos suele hacerse, también, según sea su gestión del Estado. Qué y cuánto Estado se requieren o se esté dispuesto a admitir, es el eje que separa a izquierdas y derechas. El Bicentenario mismo recuerda, si no su nacimiento, un nuevo principio de soberanía. Para bien o para mal, nuestra cultura es Estado-céntrica.
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FormatoImpreso
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EstadoNuevo
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Isbn978-956-00-0202-0
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Peso0.20 kg.
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Tamaño14 x 22 cm.
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Número de páginas138
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Año de edición2010
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Edición1
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EncuadernaciónRústica
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ReferenciaLOM10216
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Colección
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Código de barras9789560002020