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“Deleuze permanece diagonal con respecto a los bloques de opinión filosófica que dibujaron el paisaje intelectual desde los años sesenta. Como todo gran filósofo, y en perfecta conformidad con el tono aristocrático de su pensamiento, él constituye su propia polaridad. Porque sólo tenía una pasión intelectual auténtica: proseguir su obra de acuerdo con el método intuitivo y riguroso que había fijado de una vez por todas. Sin duda hacía falta la multiplicidad infinita de casos que componen la vivacidad de la época, pero sobre todo la tenacidad incomparable de su tratamiento uniforme.-
“Deleuze permanece diagonal con respecto a los bloques de opinión filosófica que dibujaron el paisaje intelectual desde los años sesenta. Como todo gran filósofo, y en perfecta conformidad con el tono aristocrático de su pensamiento, él constituye su propia polaridad. Porque sólo tenía una pasión intelectual auténtica: proseguir su obra de acuerdo con el método intuitivo y riguroso que había fijado de una vez por todas. Sin duda hacía falta la multiplicidad infinita de casos que componen la vivacidad de la época, pero sobre todo la tenacidad incomparable de su tratamiento uniforme.-
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FormatoImpreso
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EstadoNuevo
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Isbn978-987-500-015-5
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Peso0.15 kg.
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Tamaño14 x 20 cm.
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Número de páginas144
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Año de edición2002
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Edición1
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EncuadernaciónRústica
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ReferenciaMAN10054
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Colección
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Código de barras9789875000155