Nació en el año 1984 en un pueblo muy pequeño que se llama Terradelles. Desde allí, si va hacia el oeste, se encuentra el lago de Bañolas y su monstruo; y si va hacia el este, el Montgrí y las islas Medas. Como a muchos niños y niñas, una de las cosas que más le gustaba hacer era dibujar. Leer, también. Siguen siendo dos de sus pasiones actuales, que compagina, siempre que puede, con pasear por las calles de Sevilla, donde vive.
Ha crecido rodeada de lápices, papeles, tijeras, pinturas, pinceles. Su madre le ha enseñado gran parte de las cosas que sabe, y piensa que, a lo mejor, fue ella la razón por la que se matriculó en bellas artes, en Barcelona, donde volvió a dibujar durante horas y horas, días y días, casi siempre con carboncillo y tinta china, que le dejaban las manos negras. Pasados cinco años descubrió el mundo de la ilustración, que le fascinó inmediatamente. De lo que más disfruta es del álbum ilustrado: pensar, buscar, probar ideas e imágenes, cortar y pegar, borrar y empezar de nuevo.