Drieu La Rochelle narra en este libro una búsqueda: la de ese niño perplejo que descubre un mundo ajeno en el que se siente preso y del que se desentiende para sumergirse en el suyo propio, sin poder evitar emprender un camino que inevitablemente conduce al hombre y a su época. Arriba así a un final de trayecto desde el que contempla e intenta comprender al niño que fue para tratar de entender al hombre que ahora es. Una mirada introspectiva en un momento crucial de la historia europea, el de entreguerras, que constituye, como el propio La Rochelle describió, un intento de autobiografía prematura.