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La devoción del rosario

La devoción del rosario

  • Año de edición 2010
COP $ 12.900

La devoción del rosario es un auto sacramental de Lope Vega. Fragmento de la obra Jornada primera (Sale Pedro Germán, monje, solo.) Pedro Germán: ¡Dios sin principio y sin fin, cuyos soberanos pies pisa el mayor serafín! ¡Dios uno y Personas tres, que entender quiso Agustín, y en el ejemplo del mar, que el niño encerrar quería en tan pequeño lugar, vio que ninguno podía tan gran piélago aplacar! ¡Dios, de quien solo creer es más justa reverencia que no intentaros ver, cuál impulso, qué violencia aquí me pudo traer! Señor, en mi celda estuve: ¿cómo me traéis aquí? Mas… ¿qué prometida nube de oro y Sol se acerca así que sobre mis hombros sube? Como si en una linterna su cuerpo el Sol se encerrara, le alumbra la luz interna y la superficie clara, bañada en su lumbre eterna; juntos caminan los dos al monte de vuestro cielo. ¿Qué es esto, divino Dios? O es que Vos bajáis al suelo o sube algún santo a Vos. (Suspéndese el monje, y con música sube por una canal una figura de papa, con capa y tiara.) ¡Válgame el cielo!, podré decir por este varón que por las nubes se ve: ¿Quién es éste, que de Edón sube, puesto que no fue con vestidura vestida? Sí, que es el alba ceñida, y la capa y la tiara vencen del Sol la luz clara por el oriente esparcida. ¿Quién serás, confesor santo, con ese precioso manto, tú que por corona tienes tres esferas en las sienes que tus canas honran tanto? Tu luz apenas resisto; más bien muestras, verde cedro, ya sobre el Líbano visto, que eres sucesor de Pedro, aquel Vicario de Cristo.


La devoción del rosario es un auto sacramental de Lope Vega. Fragmento de la obra Jornada primera (Sale Pedro Germán, monje, solo.) Pedro Germán: ¡Dios sin principio y sin fin, cuyos soberanos pies pisa el mayor serafín! ¡Dios uno y Personas tres, que entender quiso Agustín, y en el ejemplo del mar, que el niño encerrar quería en tan pequeño lugar, vio que ninguno podía tan gran piélago aplacar! ¡Dios, de quien solo creer es más justa reverencia que no intentaros ver, cuál impulso, qué violencia aquí me pudo traer! Señor, en mi celda estuve: ¿cómo me traéis aquí? Mas… ¿qué prometida nube de oro y Sol se acerca así que sobre mis hombros sube? Como si en una linterna su cuerpo el Sol se encerrara, le alumbra la luz interna y la superficie clara, bañada en su lumbre eterna; juntos caminan los dos al monte de vuestro cielo. ¿Qué es esto, divino Dios? O es que Vos bajáis al suelo o sube algún santo a Vos. (Suspéndese el monje, y con música sube por una canal una figura de papa, con capa y tiara.) ¡Válgame el cielo!, podré decir por este varón que por las nubes se ve: ¿Quién es éste, que de Edón sube, puesto que no fue con vestidura vestida? Sí, que es el alba ceñida, y la capa y la tiara vencen del Sol la luz clara por el oriente esparcida. ¿Quién serás, confesor santo, con ese precioso manto, tú que por corona tienes tres esferas en las sienes que tus canas honran tanto? Tu luz apenas resisto; más bien muestras, verde cedro, ya sobre el Líbano visto, que eres sucesor de Pedro, aquel Vicario de Cristo.
  • Formato
    Ebook
  • Estado
    Nuevo
  • Isbn
    9788498977196
  • Peso
    784.1 KB
  • Número de páginas
    132
  • Año de edición
    2010
  • Idioma
    Español
  • Formato
    EPUB
  • Protección
    DRM
  • Referencia
    BKW121822