El 17 de noviembre de 2018 el escritor rumano Mircea Cărtărescu recibirá la distinción el Premio Thomas Mann de Literatura.
Por qué Thomas Mann nos llama a leer a Mircea Cartarescu
El prestigioso premio de la literatura europea fue para el gran escritor rumano.
Me advierten desde el sello editorial español Impedimenta que el rumano Mircea Cartarescu ganó esta semana uno de los grandes premios de la literatura europea. Esta vez el Thomas Mann (1875-1955), en memoria del autor de La montaña mágica. Lo recibirá el 17 de noviembre de 2018 junto con 25.000 euros concedidos por la Ciudad Hanseática de Lübeck y la Academia Bávara de Bellas Artes de Munich.
“Durante las últimas cuatro décadas, Mircea Cartarescu se ha convertido en la voz más importante de la literatura rumana, primero a través de sus volúmenes de poesía, luego a través de novelas, cuentos y ensayos”, señaló el jurado que le rendirá homenaje en el Teatro de Lübeck.
En el fallo se destaca que con su trilogía Cegador, “desenfrenada y polifónica”, “se ha inscrito en la literatura mundial”. A través de su página de Facebook Cartarescu lo confirmó: “Acabo de recibir con gran entusiasmo la noticia de que soy el ganador de este premio, uno de los más importantes. Estoy muy agradecido”.
Ya había ganado en 2015 el Premio de la Feria de Leipzig al Entendimiento Europeo por la misma trilogía y su nombre quedó inscrito junto al de Imre Kertész, Claudio Magris, Peter Nàdas, Slavenka Drakuliç, Svetlana Alexiévich, Hugo Claus y Ryszard Kapuscinski, por construir desde las letras puentes culturales entre el Este, el Centro y el Oeste de Europa. The Independent lo consideró “una segura apuesta para el Nobel”. Eso es lo de menos. Lo importante es que hay una nueva oportunidad para llamar la atención sobre la obra de un gran escritor que, como lo hiciera Thomas Mann desde la frontyera con la filosofía, ha dedicado su vida a explorar el alma humana. Lo que más me gusta de su narrativa es cómo rescata la mirada del mundo desde la niñez y la adolescencia, esos recuerdos que a todos se nos refunden.
Quien celebra con emoción cada galardón de su escritor preferido es Mariana Sipos, exembajadora de Rumania en Colombia y quien me animó a leerlo como ya lo había hecho con otro gran poeta y novelista de su país: Varujan Vosganian y su grandioso Libro de los susurros, sobre el genocidio turco sobre los armenios. En 2014, cuando le conté de mi impresión al leer el volumen de cuentos Nostalgia, ese impresionante viaje a la infancia y al yo más profundo que hace Cartarescu, Mariana -traductora al rumano de escritores como Vargas Llosa y Fernando Vallejo- me insistió: “Sí. Mircea es nuestro ‘máximo narrador’, como dices. Está desde hace años en la lista de los candidatos al Nobel; muy traducido, muy serio y muy trabajador... lo conozco muy bien, es lo que se llama un ‘amigo literario’, de solidaridad y afinidades espirituales”. Eso me lo dijo sin pasar por alto la obra de la escritora rumano-alemana Herta Müller, ganadora del Premio Nobel de Literatura 2009, lo que es mucho decir.
Nostalgia fue presentado en la Feria del Libro de Bogotá 2014 por Impedimenta a través de Siglo del Hombre Editores, el grupo editorial que distribuye las obras de Cartarescu en Colombia. Cegador (1996-2007), calificada como “una críptica trilogía”, será la próxima traducción directa del rumano al español. El primer volumen, A la izquierda, será publicado en octubre y luego saldrán Cuerpo y A la derecha. Los tendremos aquí en 2019, creo.
No olvidemos que en la obra de Cartarescu, como en la de Vosganian y Müller, se filtra la dictadura que sufrió Rumania con Ceaucescu hasta 1989. “Escribir es una manera de preservar tu libertad interior en un régimen totalitario”, ha dicho Cartarescu, que nació en Bucarest en 1956, se doctoró en la Facultad de Letras en Bucarest y se hizo conocer a través del llamado Cenáculo de los Lunes y del libro El Levante, un poema épico de 7.000 versos, que narra las aventuras de un poeta que se echa a la mar en medio de las luchas intestinas por la libertad de su país. Acostumbra a sentar posiciones políticas en público contra las élites gobernantes rumanas y cualquier tendencia antidemocrática. Por ejemplo, lideró el boicot de los escritores de su país en el Año de Rumanía del Salón del Libro de París en 2013.
Aunque quería, no pudo venir a Colombia en 2014, pero en noviembre pasado fue uno de los principales invitados a la Feria Internacional de Libro de Guadalajara. Mientras confirma su visita a Bogotá, podemos ir leyendo novelas como Lulu (1994) o Solenoide (2015), libros de cuentos como Las bellas extranjeras o los relatos autobiográficos de El ojo castraño de nuestro amor. Y los invito a leer la entrevista que le hizo para El Espectador mi colega Juan David Torres a partir de la filosofía de trabajo del rumano: “escribir un libro significa vivir en él”